El placer de la lectura no nace de un repollo, pero sí de una semilla que se planta, la mayoría de las veces, temprano. Las hojas que nos crecen luego, a veces tersas, a veces ásperas, irán configurando un paisaje de muchos mundos, en constante desarrollo, a cuya sombra seguiremos el camino...
El lector nos devuelve, en esta breve crónica, a la génesis de ese placer. ¡Disfrútenlo!
esta crónica, me transporto a otros tiempos a otros libros. Gracias lector!
ResponderEliminar