Larga historia del viaje de un breve libro.
Hace algunos años, Lorena volvió de una visita a la ciudad de Azul, como siempre lo hace de cualquier viaje: con el presente perfecto (como en términos gramaticales tal cosa no existe, no hay polisemia, no hay juego con la ambigüedad, qué desperdicio...). Así fue que de la ciudad hermanada con Alcalá de Henares, por cervantina, nos llegó este sorprendente librito:
No debiera, la sorpresa digo, dada la universalidad de caballero y escudero. Pero nuestra mala costumbre de asociar universalidad con Rusia, Japón, Iowa o Andrómeda, nos destina al asombro cuando vemos extractos del Ingenioso en quichua santiagueño.
Por supuesto, Don Quijotep no venía cabalgando sólo en un libro: una serigrafía de nuestro admirado REP domina desde entonces una pared del monoambiente de Villa Crespo -centro metafísico del mundo- donde Lorena hospeda gentes y artes compartiendo su amabilidad y cosas de vivir, hasta límites imposibles -en término de metros cuadrados-.
Por supuesto que, fiel a su tradición andariega, este Quijote inconfundible viajó -fotografía mediante- y terminó instalándose algunas jornadas al sudoeste, junto al mar, en un lugar llamado De la Mancha, que tiene su propia quijotesca historia, Dulcinea incluida (pero eso es harina de otro costal, que no ha de abrirse ahora):
Leey:
Ashqata leeqqa y ashqata pureqqa, asqata qaan y ashqata yachanqami. (II, 25)
Lectura:
El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.(II, 25)
(Miguel de Cervantes Saavedra. Don Quijotep Sancho Panzaan nisqasninkuna quichuapi Argentinamanta / Sentencias de Don Quijote y Sancho Panza en quichua santiagueño argentino. Buenos Aires: los injunables press, 2011)
Que belleza! Gracias x tanta magia
ResponderEliminarPersonas, lugares, libros ,viajer@s, rincones...regalos de cada encuentro. Cuantos caminos cruzados expresan tus palabras, me emociono el relato.
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